domingo, 8 de mayo de 2011

Día de Madres



Recuerdo las manualidades que hacía en la escuela para el día de madres, nunca las hacía  bien,  si usaba la pistola de silicon  quemaba mis dedos.  Cuando  me tocaba escribir alguna  frase u oración no sabía qué escribir,  sentía que todo era forzado.  Siempre he querido a mi madre, pero no de la forma que la mayoría de gente querría que yo la quisiese. 
Físicamente no nos parecemos mucho, pero en el carácter nos parecemos demasiado, quizá por eso chocamos tanto. Mi mamá, es como tantas madres solteras que existen en este mundo. Ella ha luchado toda la vida por mi hermano mayor, mis abuelos  y yo. 
Comercialmente, es época de obsequiar algo a tan preciado ser que toda la vida está pendiente de los suyos... Los anuncios publicitarios me tienen cansada, además,  regalar electrodomésticos me parece una falta de respeto.  Si bien es cierto, los antiguos griegos y los romanos también tenían un día destinado para las madres y ofrendaban  a sus diosas; después,  los católicos inventaron adorar  a la virgen María;  por último,  sino me equivoco una norteamericana popularizó el tan famoso día de madres que actualmente conocemos. Por ello,  no tenemos escapatoria. 
No sé porqué, pero siempre he percibido  que las madres tienen mayor acercamiento hacia los hijos varones que  hacia  las hijas. Creo que ese ha sido mi caso, antes me hacía sentir mal, pero ahora lo agradezco porque  soy más independiente. 
Este año, quizá no regalaré nada a mi madre, económicamente no estoy muy bien, además,  eso de obsequiar regalos o elaborar algo manualmente no me hace peor o mejor hija. 
Considero que el mejor regalo que ambas hemos cultivado es la confianza y la buena comunicación. Desde pequeña, siempre he contado todo a mi madre, pero ahora me he dado cuenta, que hay temas  que ya no podemos  platicarlos, por culpa de la tradición y la religión,  se ha creado una brecha entre nosotras. Espero que poco a poco esa barrera se vaya disipando, se siente tan bien tener una relación de madre a hija. Más cuando sabes que únicamente cuentas con ella para todo. 
Esta tarde,  ambas nos dimos un regalo, vaya cosa, fue ante la televisión, 
en un principio se supone que la t.v.  fue inventada para departir en familia.  Y eso hicimos hoy: "disfrutamos" una película  pasada de dramatismo:  "La agonía de una madre",  adaptación mejicana, 1969 -70. No recomiendo esas película  a la  gente  súper depresiva. En fin,   las dos lloramos como viejas de velorio, luego nos vimos a la cara y comenzamos a reírnos como si chistes nos hubiesen    contando.  Vaya,  estos regalitos no los vende ninguna zapatería ni las tiendas de electrodomésticos. Valoro tanto, estos momentos porque es rarísimo que ambas nos sentemos hacer algo, siempre cada quien está en lo suyo. 
Bueno Mamá  deseo que tengamos muchos años más  para compartir otras películas,  de preferencia:    veamos cine europeo  o  cine oriental. 

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